Siempre me consideré un amante de la música. Desde mi infancia, la variada influencia artística que iba desde la música clásica y el tango hasta el rock & pop más comercial hicieron de mi un oyente versátil e interesado hacia nuevos horizontes. A los 12 años mi hermano me regaló mi primer casette de queen (Gratest Hits 2), álbum que me convertiría en un fanático de la música y ya me haría pensar en la idea de ser músico. Más tarde, a la edad de los 15, con el objetivo de ampliar mis fronteras culturales, mis padres sugirieron que estudie un instrumento musical. Inmediatamente elegí la guitarra, y con una guitarra pequeña que tenía mi primo y no usaba, busqué un profesor y empecé a nutrirme de conocimientos en materia de técnica y teoría. Cabe destacar que desde que me inicié mi objetivo no fue el simple hecho de tocar canciones, sino de siempre entender lo que estaba haciendo, y con las pocas notas que iba aprendiendo y cada nuevo conocimiento que adquiría, se convertía en una herramienta para que a la otra semana apareciera en frente de mi profesora con un tema nuevo, precario por supuesto. Más tarde una enormidad de guitarristas, cantantes, compositores y bandas cayeron encima mío de a montones, causando una revolución en mi oído, mi mente y en mi perspectiva artística; Y ahí fue cuando mi búsqueda en la música comenzó realmente.